I Macabeos 1, 45-51

Debían suprimir en el santuario holocaustos, sacrificios y libaciones; profanar sábados y fiestas; mancillar el santuario y lo santo; levantar altares, recintos sagrados y templos idolátricos; sacrificar puercos y animales impuros; dejar a sus hijos incircuncisos; volverse abominables con toda clase de impurezas y profanaciones, de modo que olvidasen la Ley y cambiasen todas sus costumbres. El que no obrara conforme a la orden del rey, moriría. En el mismo tono escribió a todo su reino, nombró inspectores para todo el pueblo y ordenó a las ciudades de Judá que en cada una de ellas se ofrecieran sacrificios.
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