I Macabeos 5, 1-8


Expedición contra los idumeos y amonitas.
Cuando los pueblos circunvecinos supieron que había sido reconstruido el altar y restaurado como antes el santuario, se irritaron sobremanera. Decidieron acabar con los descendientes de Jacob que entre ellos vivían y comenzaron a matar y exterminar gente del pueblo.
Judas movió la guerra a los hijos de Esaú en Idumea, al país de Acrabatena, porque tenían asediados a los israelitas. Les infligió fuerte derrota, los rechazó y se alzó con sus despojos. Recordó luego la maldad de los hijos de Baián, que eran un lazo y una trampa para el pueblo por las emboscadas que en los caminos le tendían. Les obligó a encerrarse en sus torres, les puso cerco y dándolos al anatema, abrasó las torres con todos los que estaban dentro. Pasó a continuación a los amonitas, donde encontró una fuerte tropa y una población numerosa cuyo jefe era Timoteo. Después de muchos combates, los derrotó y deshizo. Ocupó Yazer y sus aldeas, y regresó a Judea.
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