I Macabeos 6, 57-62

Entonces se apresuró a señalar la conveniencia de volverse, diciendo al rey, a los capitanes del ejército y a la tropa: «De día en día venimos a menos; las provisiones faltan; la plaza que asediamos está bien fortificada y los negocios del reino nos urgen. Demos, pues, la mano a estos hombres, hagamos la paz con ellos y con toda su nación y permitámosles vivir según sus costumbres tradicionales, pues irritados por habérselas abolido nosotros, se han portado de esta manera.» El rey y los capitanes aprobaron la idea y el rey envió a proponer la paz a los sitiados. Éstos la aceptaron, y el rey y los capitanes se la juraron. Con esta garantía salieron de la fortaleza y el rey entró en el monte Sión. Pero al ver la fortaleza de aquel lugar, violó el juramento que había hecho y ordenó destruir la muralla que lo rodeaba.
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