I Macabeos 7, 36-38

Entraron los sacerdotes y, de pie ante el altar y el santuario, exclamaron llorando: «Tú has elegido este templo para que en él fuese invocado tu nombre y fuese casa de oración y súplica para tu pueblo; toma venganza de este hombre y de su ejército y caigan bajo la espada. Acuérdate de sus blasfemias y no les des tregua.»
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