I Macabeos 7, 43-50

El día trece del mes de Adar trabaron batalla los ejércitos y salió derrotado el de Nicanor. Nicanor cayó el primero en el combate, y su ejército, al verle caído, arrojó las armas y se dio a la fuga. Los estuvieron persiguiendo un día entero, desde Adasá hasta llegar a Gázara, dando aviso tras ellos con el sonido de las trompetas. Salió gente de todos los pueblos judíos del contorno y, envolviéndolos, les obligaron a volverse los unos sobre los otros. Todos cayeron a espada; no quedó ni uno de ellos. Tomaron los despojos y el botín; cortaron la cabeza de Nicanor y su mano derecha, aquella que había extendido insolentemente, y las llevaron para exponerlas a la vista de Jerusalén. El pueblo se llenó de gran alegría; celebraron aquel día como un gran día de regocijo y acordaron conmemorarlo cada año el trece de Adar. El país de Judá gozó de sosiego por algún tiempo.
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