I Reyes 10, 21-25

Todas las copas para bebidas del rey Salomón eran de oro y toda la vajilla de la casa «Bosque del Líbano» era de oro puro; en tiempos del rey Salomón, la plata no se estimaba en nada, porque el rey tenía una flota de Tarsis en el mar, junto con la de Jirán, y cada tres años venía la flota de Tarsis, trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales. El rey Salomón superó a todos los reyes de la tierra en riqueza y sabiduría. Todo el mundo quería ver el rostro de Salomón para escuchar la sabiduría con la que Dios había dotado su mente. Y cada cual aportaba su presente, año tras año: objetos en plata y oro, vestiduras, aromas y perfumes, caballos y mulos.
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