I Reyes 11, 1-8


4. LAS SOMBRAS DEL REINO
Las mujeres de Salomón.
El rey Salomón amó a muchas mujeres extranjeras, además de la hija del faraón: moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas, de los pueblos de los que había dicho Yahvé a los israelitas: «No os unáis a ellas y ellas a vosotros, pues seguro que arrastrarán vuestro corazón tras sus dioses». Pero Salomón se unía a ellas por amor; tuvo setecientas mujeres con rango de princesas y trescientas concubinas. Al tiempo de su ancianidad, las mujeres de Salomón desviaron su corazón tras otros dioses, y su corazón no fue por entero de Yahvé su Dios, como el corazón de David, su padre. Salomón marchaba tras Astarté, diosa de los sidonios, y tras Milcón, abominación de los amonitas. Salomón hizo lo malo a los ojos de Yahvé, y no se mantuvo del todo al lado de Yahvé, como David su padre. Por entonces Salomón edificó un altar a Camós, abominación de Moab, sobre el monte que está frente a Jerusalén, y a Milcón, abominación de los amonitas. Lo mismo hizo con todas sus mujeres extranjeras que quemaban incienso y sacrificaban a sus dioses.
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