I Reyes 8, 16-19

“Desde el día en que saqué de Egipto a mi pueblo Israel no elegí ninguna ciudad entre todas las tribus de Israel para edificar un templo en el que resida mi Nombre [y no elegí tampoco ningún varón para que fuera príncipe sobre mi pueblo Israel, pero he elegido a Jerusalén para que resida allí mi Nombre], y he elegido a David para que esté al frente de mi pueblo Israel.” Mi padre David acariciaba en su corazón el propósito de construir un templo al Nombre de Yahvé, Dios de Israel, pero Yahvé dijo a David mi padre: “Has acariciado en tu corazón el deseo de construir un templo a mi Nombre; has hecho bien en ello, pero no serás tú el que construya el templo. Un hijo tuyo, salido de tus entrañas, ése será quien construya el templo a mi Nombre.”
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