I Samuel 1, 5-8

y a Ana le daba una porción especial, pues era su preferida, aunque Yahvé había cerrado su seno. Su rival la zahería para irritarla, porque Yahvé había cerrado su seno. Así sucedía año tras año: cuando subía al templo de Yahvé la mortificaba. Ana no dejaba de llorar y se negaba a comer. Elcaná su marido le decía: «Ana, ¿por qué lloras y no comes? ¿Por qué está apenado tu corazón? ¿No soy para ti mejor que diez hijos?»
Ver contexto