I Samuel 14, 25-30

Toda la gente entró en el bosque. Había miel por el suelo. Entró el pueblo en el bosque y el panal destilaba miel, pero nadie se llevó la mano a su boca, porque el pueblo temía la imprecación. Jonatán no había oído la imprecación que su padre había pronunciado sobre el pueblo y alargó la punta de la vara que tenía en la mano, la metió en el panal y después llevó la mano a su boca y le brillaron los ojos. Uno del pueblo le habló diciendo: «Tu padre ha pronunciado solemnemente esta imprecación sobre el pueblo; ha dicho “Maldito el hombre que coma hoy algo”». Y el pueblo está extenuado. Jonatán respondió: «Mi padre ha causado un trastorno al país. Ved cómo me brillan los ojos por haber tomado este poco de miel. Pues si la tropa hubiese comido hoy del botín tomado al enemigo, ¿no hubiera sido mayor el estrago de los filisteos?»
Ver contexto