I Samuel 2, 31-33

He aquí que vienen días en que amputaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de suerte que en tu casa los hombres no lleguen a madurar. Mirarás como enemigo la Morada y todo el bien que yo haré a Israel, y nunca habrá hombres maduros en tu casa. Conservaré a alguno de los tuyos cabe mi altar para que sus ojos se consuman y tu alma se marchite, pero la mayor parte de los tuyos perecerá por la espada de los hombres.
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