I Timoteo 1, 12-15


Pablo y su vocación.
Doy gracias a aquel que me revistió de fortaleza, a Cristo Jesús, Señor nuestro, que me consideró digno de confianza al colocarme en el ministerio, a mí que antes fui un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero encontré misericordia porque obré por ignorancia cuando no era creyente. Pero la gracia de nuestro Señor sobreabundó en mí, juntamente con la fe y la caridad en Cristo Jesús. Es cierta y digna de ser aceptada por todos esta afirmación: Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores; y el primero de ellos soy yo.
Ver contexto