I Tesalonicenses 2, 10-12

Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprochablemente nos comportamos con vosotros, los creyentes. Como un padre a sus hijos, así también a cada uno de vosotros os exhortábamos y animábamos, exigiéndoos vivieseis de una manera digna de Dios, que os ha llamado a su Reino y gloria.
Ver contexto