II Crónicas  18, 33-34

Entonces un hombre disparó su arco al azar e hirió al rey de Israel por entre las placas de la coraza; el rey dijo al auriga: «Da vuelta a los caballos y sácame de la batalla, porque me siento mal.» Aquel día el combate se prolongó y el rey de Israel tuvo que ser sostenido en pie en su carro frente a los arameos hasta la tarde; y a la caída del sol murió.
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