II Crónicas  6, 21-31


Plegaria en favor del pueblo.
«Escucha la plegaria de tu siervo Israel, tu pueblo, que entone en dirección a este lugar. Escucha tú, hacia el lugar de tu morada, hacia el cielo, escucha y perdona.
«Si un hombre peca contra su prójimo y éste pronuncia una imprecación ante tu altar en este templo, escucha tú en los cielos; intervén y juzga a tus siervos; declara culpable al malo, de modo que su conducta recaiga sobre su cabeza, e inocente al justo, retribuyéndole según su justicia.
«Cuando tu pueblo Israel haya sido derrotado por un enemigo por haber pecado contra ti, y se vuelva a ti y alabe tu Nombre, ore y suplique ante ti en este templo, escucha tú en el cielo y perdona el pecado de tu pueblo Israel, y devuélvelos a la tierra que diste a sus padres.
«Cuando, por haber pecado contra ti, los cielos se cierren y deje de haber lluvia, y acudan a orar en este lugar y alaben tu Nombre, y se conviertan de su pecado porque los humillaste, escucha tú en el cielo y perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, enseñándoles el buen camino que deberán seguir, y envía lluvia a tu tierra, la que diste en herencia a tu pueblo.
«Cuando en el país haya hambre, peste, tizón, añublo, langosta o pulgón, cuando el enemigo ponga asedio a una de sus puertas, en la desgracia o la enfermedad de cualquier persona o de todo el pueblo de Israel, que conozca la aflicción en su corazón, eleve plegarias y súplicas, y extienda sus manos hacia este templo, escucha tú en el cielo, lugar de tu morada, perdona e intervén, dando a cada uno según su conducta, tú que conoces su corazón, —tú el único que conoce el corazón de los hijos de los hombres—, de modo que te respeten a lo largo de los días que vivan en la tierra que diste a nuestros padres.
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