II Crónicas  8, 7-10

A cuantos quedaron de los hititas, los amorreos, los perizitas, los jivitas y los jebuseos, que no eran israelitas, y cuyos descendientes habían permanecido en el país, y a los que los israelitas no habían exterminado, Salomón los redujo a mano de obra forzada, como ha sucedido hasta el día de hoy. Pero a los israelitas Salomón no les impuso trabajos forzados, pues eran sus hombres de guerra, oficiales y jefes, escuderos y jefes de sus carros y de su caballería. Los jefes de las guarniciones que tenía el rey Salomón eran doscientos cincuenta, que gobernaban al pueblo.
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