II Macabeos 14, 15-24


Nicanor entabla amistad con Judas.
Al tener noticia de la expedición de Nicanor y del asalto de los paganos, esparcieron sobre sí polvo e imploraron a Aquél que por siempre había establecido a su pueblo y que siempre protegía a su propia heredad con sus manifestaciones. Por orden de su jefe, salieron inmediatamente de allí y trabaron lucha con ellos junto al pueblo de Desau. Simón, hermano de Judas, había entablado combate con Nicanor, pero, a causa de la repentina llegada de los enemigos, sufrió un ligero revés. Con todo, Nicanor, al tener noticia de la bravura de los hombres de Judas y del valor con que combatían por su patria, temía resolver la situación por la sangre. Por este motivo, envió a Posidonio, Teodoto y Matatías para concertar la paz.
Después de maduro examen de las condiciones, el jefe se las comunicó a las tropas y, ante el parecer unánime, aceptaron el tratado. Fijaron la fecha en que se reunirían los jefes en privado. Se adelantó un vehículo de cada lado y prepararon asientos. Judas dispuso en lugares estratégicos hombres armados, preparados por si se producía alguna repentina traición por parte enemiga. Tuvieron la entrevista en buen acuerdo. Nicanor pasó algún tiempo en Jerusalén sin hacer nada inoportuno y despidió a las turbas que se le habían reunido en masa. Siempre tenía a Judas consigo; sentía una cordial inclinación hacia este hombre.
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