II Macabeos 5, 8

Por último encontró un final desastroso: acusado ante Aretas, tirano de los árabes, obligado a huir de su ciudad, perseguido por todos, detestado como apóstata de las leyes, y abominado como verdugo de la patria y de los conciudadanos, fue arrojado a Egipto.
Ver contexto