II Macabeos 8, 34-36


Huida y confesión de Nicanor.
Nicanor, tres veces criminal, que había traído a los mil comerciantes para la venta de los judíos, con el auxilio del Señor, quedó humillado por los mismos que él despreciaba como los más viles; despojándose de sus galas, como un fugitivo a campo través, buscando la soledad, llegó hasta Antioquía con mucha suerte, después del desastre de su ejército. El que había pretendido saldar el tributo debido a los romanos con la venta de los prisioneros de Jerusalén, proclamaba que los judíos tenían a Alguien que los defendía, y que los judíos eran invulnerables por el hecho de que seguían las leyes prescritas por Aquél.
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