II Pedro  1, 18-20

Nosotros mismos escuchamos esta voz, venida del cielo, estando con él en el monte santo.
La palabra de los profetas.
Y tenemos también la firmísima palabra de los profetas, a la cual hacéis bien en prestar atención, como a lámpara que luce en lugar oscuro, hasta que despunte el día y se levante en vuestros corazones el lucero de la mañana. Pero, ante todo, tened presente que ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta propia;
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