II Samuel  6, 12-19

Se hizo saber al rey David: «Yahvé ha bendecido la casa de Obededón y todas sus cosas a causa del arca de Dios.» Fue David e hizo subir el arca de Dios de casa de Obededón a la Ciudad de David, con gran alborozo. Cada seis pasos que avanzaban los portadores del arca de Yahvé, sacrificaba un buey y un carnero cebado. David danzaba girando con todas sus fuerzas delante de Yahvé, ceñido de un efod de lino. David y toda la casa de Israel hacían subir el arca de Yahvé entre clamores y resonar de cuernos. Cuando el arca de Yahvé entró en la Ciudad de David, Mical, hija de Saúl, que estaba mirando por la ventana, vio al rey David saltando y girando ante Yahvé y le despreció en su corazón. Metieron el arca de Yahvé y la colocaron en su sitio, en medio de la tienda que David había levantado para ella, y David ofreció holocaustos y sacrificios de comunión en presencia de Yahvé. Cuando David hubo acabado de ofrecer los holocaustos y sacrificios de comunión, bendijo al pueblo en nombre de Yahvé Sebaot y repartió a todo el pueblo, a toda la muchedumbre de Israel, hombres y mujeres, una torta de pan, un pastel de dátiles y un pan de pasas a cada uno de ellos, y se fue todo el pueblo cada uno a su casa.
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