II Samuel  8, 3-12

David batió a Hadadézer, hijo de Rejob, rey de Sobá, cuando iba a imponerse su dominio en el Río. David le apresó mil setecientos jinetes y veinte mil de a pie, y desjarretó toda la caballería de los carros, reservando cien tiros. Los arameos de Damasco vinieron en socorro de Hadadézer, rey de Sobá; pero David causó veintidós mil bajas a los arameos. Y estableció David gobernadores en Aram de Damasco. Los arameos quedaron sometidos a David y pagaron tributo; Yahvé hizo triunfar a David por dondequiera que iba. Tomó David los escudos de oro que llevaban los servidores de Hadadézer y los llevó a Jerusalén. De Tebaj y de Berotay, ciudades de Hadadézer, tomó el rey una gran cantidad de bronce.
Tou, rey de Jamat, supo que David había derrotado a todas las fuerzas de Hadadézer, y envió a su hijo Jorán al rey David para saludarle y felicitarle por haber atacado y vencido a Hadadézer, ya que Tou estaba en guerra con Hadadézer. Traía Hadorán vasos de plata, oro y bronce. El rey David los consagró también a Yahvé, con la plata y el oro consagrado procedente de todos los pueblos sometidos, de Aram, de Moab, de los amonitas, de los filisteos, de Amalec y del botín de Hadadézer, hijo de Rejob, rey de Sobá.
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