Apocalipsis  15, 1-5


El cántico de Moisés y del Cordero.
Luego vi en el cielo otro signo grande y maravilloso: siete ángeles, que llevaban siete plagas, las últimas, porque con ellas se consuma el furor de Dios. Y vi también como un mar de cristal mezclado de fuego, y a los que habían triunfado de la Bestia y de su imagen y de la cifra de su nombre, de pie junto al mar de cristal, llevando las cítaras de Dios. Y cantan el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo:
«Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios Todopoderoso;
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de las naciones! ¿Quién no temerá , Señor, y no glorificará tu nombre?
Porque sólo tú eres santo,
y todas las naciones vendrán y se postrarán ante ti ,
porque han quedado de manifiesto tus justos designios.»
Las siete plagas de las siete copas.
Después de esto vi que se abría en el cielo el Santuario de la Tienda del Testimonio,
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