Apocalipsis  6, 1-9


El Cordero rompe los siete sellos.
Y seguí viendo: Cuando el Cordero abrió el primero de los siete sellos, oí al primero de los cuatro Vivientes que decía con voz como de trueno: «Ven». Miré y había un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; se le dio una corona, y salió como vencedor y para seguir venciendo. Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo Viviente que decía: «Ven». Entonces salió otro caballo, rojo; al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; se le dio una espada grande. Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer Viviente que decía: «Ven». Miré entonces y había un caballo negro; el que lo montaba tenía en la mano una balanza, y oí como una voz en medio de los cuatro Vivientes que decía: «Un litro de trigo por denario, tres litros de cebada por denario. Pero no causes daño al aceite y al vino.» Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto Viviente que decía: «Ven». Miré entonces y había un caballo verdoso; el que lo montaba se llamaba Muerte, y el Hades le seguía.
Se les dio poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con la espada, con el hambre, con la peste y con las fieras de la tierra. Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los degollados a causa de la palabra de Dios y del testimonio que mantuvieron.
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