Apocalipsis  6, 2-8

Miré y había un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; se le dio una corona, y salió como vencedor y para seguir venciendo. Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo Viviente que decía: «Ven». Entonces salió otro caballo, rojo; al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; se le dio una espada grande. Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer Viviente que decía: «Ven». Miré entonces y había un caballo negro; el que lo montaba tenía en la mano una balanza, y oí como una voz en medio de los cuatro Vivientes que decía: «Un litro de trigo por denario, tres litros de cebada por denario. Pero no causes daño al aceite y al vino.» Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto Viviente que decía: «Ven». Miré entonces y había un caballo verdoso; el que lo montaba se llamaba Muerte, y el Hades le seguía.
Se les dio poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con la espada, con el hambre, con la peste y con las fieras de la tierra.
Ver contexto