Deuteronomio  1, 9-18

Yo os hablé entonces y os dije: «No puedo cargar con todos vosotros yo solo. Yahvé, vuestro Dios, os ha multiplicado y sois ahora tan numerosos como las estrellas del cielo. Que Yahvé, el Dios de vuestros padres, os aumente mil veces más todavía y os bendiga como ha prometido. Pero ¿cómo voy a poder yo solo llevar vuestro peso, vuestra carga y vuestros litigios? Escogeos entre vosotros hombres sabios, perspicaces y experimentados, de cada una de vuestras tribus, y yo los pondré al frente de vosotros.» Me respondisteis: «Está bien lo que propones.» Yo establecí a los jefes de vuestras tribus, hombres sabios y experimentados, y los constituí jefes vuestros: como jefes de millar, de cien, de cincuenta y de diez, y como oficiales para vuestras tribus. Y di entonces esta orden a vuestros jueces: «Escuchad lo que haya entre vuestros hermanos y administrad justicia entre un hombre y su hermano o un forastero. No hagáis en el juicio acepción de personas, escuchad al pequeño lo mismo que al grande, no tengáis miedo a ningún hombre, pues la sentencia es de Dios. El asunto que os resulte demasiado difícil, me lo remitiréis a mí, y yo lo oiré.» Yo os prescribí entonces todo lo que tenías que hacer.
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