Deuteronomio  15, 12-18


El esclavo.
Si tu hermano hebreo, hombre o mujer, se vende a ti, te servirá durante seis años y al séptimo lo dejarás libre. Al dejarlo libre, no lo mandarás con las manos vacías; le harás algún presente de tu ganado menor, de tu era y de tu lagar; le darás aquello con lo que te ha bendecido Yahvé tu Dios. Te acordarás que tú fuiste esclavo en el país de Egipto y que Yahvé tu Dios te rescató: por eso yo te mando esto hoy.
Pero si él te dice: «No quiero marcharme de tu lado», porque te ama, a ti y a tu casa, porque le va bien contigo, tomarás un punzón, le horadarás la oreja contra la puerta, y será tu siervo para siempre. Lo mismo harás con tu sierva.
No se te haga duro el dejarle en libertad, porque el haberte servido seis años vale por un doble salario de jornalero. Y Yahvé tu Dios te bendecirá en todo lo que hagas.
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