Deuteronomio  21, 10-14


Los cautivos.
Cuando vayas a la guerra contra tus enemigos, y Yahvé tu Dios los entregue en tus manos y te lleves sus cautivos, si ves entre ellos una mujer hermosa, te prendas de ella y quieres tomarla por mujer, la llevarás a tu casa. Ella se rapará la cabeza y se cortará las uñas, se quitará el vestido de cautiva que llevaba y se quedará en tu casa y llorará a su padre y a su madre un mes entero. Después de esto te llegarás a ella, y serás su marido y ella será tu mujer. Si más tarde resulta que ya no la quieres, la dejarás marchar en libertad, y no podrás venderla por dinero, ni hacerla tu esclava, puesto que la has humillado.
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