Deuteronomio  27, 9-26

Después Moisés y los sacerdotes levitas hablaron así a todo Israel:
«Calla y escucha, Israel. Hoy te has convertido en el pueblo de Yahvé tu Dios. Escucharás la voz de Yahvé tu Dios y pondrás en práctica los mandamientos y preceptos que yo te prescribo hoy.»
Y Moisés ordenó aquel día al pueblo: «Éstos son los que se situarán en el monte Garizín para dar la bendición al pueblo, cuando hayáis pasado el Jordán: Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín. Y éstos los que se situarán, para la maldición, en el monte Ebal: Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí. Los levitas tomarán la palabra y dirán en voz alta a todos los hombres de Israel:
Maldito el hombre que haga un ídolo esculpido o fundido, abominación de Yahvé, obra de manos de artífice, y lo coloque en un lugar secreto. Y todo el pueblo responderá y dirá: Amén.
Maldito quien desprecie a su padre o a su madre. Y todo el pueblo dirá: Amén.
Maldito quien desplace el mojón de su prójimo. Y todo el pueblo dirá: Amén.
Maldito quien desvíe a un ciego en el camino. Y todo el pueblo dirá: Amén.
Maldito quien tuerza el derecho del forastero, del huérfano o de la viuda. Y todo el pueblo dirá: Amén.
Maldito quien se acueste con la mujer de su padre, porque descubre el borde del manto de su padre. Y todo el pueblo dirá: Amén.
Maldito quien se acueste con cualquier bestia. Y todo el pueblo dirá: Amén.
Maldito quien se acueste con su hermana, hija de su padre o hija de su madre. Y todo el pueblo dirá: Amén.
Maldito quien se acueste con su suegra. Y todo el pueblo dirá: Amén.
Maldito quien mate a escondidas a su prójimo. Y todo el pueblo dirá: Amén.
Maldito quien acepte soborno para quitar la vida a un inocente. Y todo el pueblo dirá: Amén.
Maldito quien no mantenga las palabras de esta Ley, poniéndolas en práctica. Y todo el pueblo dirá: Amén.
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