Deuteronomio  3, 23-28

Entonces hice esta súplica a Yahvé: «Yahvé, Señor mío, tú has comenzado a manifestar a tu siervo tu grandeza y la fortaleza de tu mano; pues ¿qué Dios hay, ni en los cielos ni en la tierra, que pueda hacer obras y proezas como las tuyas? Déjame, por favor, pasar y ver la tierra buena de allende el Jordán, esa hermosa montaña y el Líbano.» Pero, por culpa vuestra, Yahvé se irritó contra mí y no me escuchó; antes bien me dijo: «¡Basta ya! No me hables más de ello. Sube a la cumbre del Pisgá, alza tus ojos al occidente, al norte, al mediodía y al oriente; y contempla con tus ojos, porque no pasarás ese Jordán. Da tus órdenes a Josué, dale ánimo y valor, porque él pasará al frente de este pueblo: él le pondrá en posesión de esa tierra que ves.»
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