Deuteronomio  32, 13-18

Le hace cabalgar por las alturas de la tierra,
lo alimenta de los frutos del campo,
le da a gustar miel de la peña,
y aceite de la dura roca,
cuajada de vacas y leche de ovejas,
con la grasa de corderos;
carneros de raza de Basán,
y machos cabríos,
con la flor de los granos de trigo,
y por bebida la roja sangre de la uva.
Come Jacob, se sacia,
engorda Yesurún, respinga,
te has puesto grueso, rollizo, turgente,
rechaza a Dios, su Hacedor,
desprecia a la Roca, su salvación.
Lo encelan con dioses extraños,
lo irritan con abominaciones.
Sacrifican a demonios, no a Dios,
a dioses que desconocían,
a nuevos, recién llegados,
que no veneraron vuestros padres.
(¡Desdeñas a la Roca que te dio el ser,
olvidas al Dios que te engendró!)
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