Deuteronomio  33, 1-25


Bendiciones de Moisés.
Ésta es la bendición con la que Moisés, hombre de Dios, bendijo a los israelitas antes de morir. Dijo:
Ha venido Yahvé del Sinaí.
Para ellos desde Seír se ha levantado,
ha brillado desde el monte Parán.
Con él las miríadas de Cades,
Ley de fuego en su diestra para ellos.
Tú que amas a los antepasados,
todos los santos están en tu mano.
Y ellos, postrados a tus pies,
cargados están de tus palabras.
Una Ley nos señaló Moisés,
herencia de la asamblea de Jacob.
Hubo un rey en Yesurún,
cuando se congregaron los jefes del pueblo,
todas juntas las tribus de Israel.
¡Viva Rubén y nunca muera,
aunque sean pocos sus nombres!
Para Judá dijo esto:
Escucha, Yahvé, la voz de Judá
y guíale hacia su pueblo.
Sus manos le defenderán
y tú serás su auxilio contra sus enemigos.
Para Leví dijo:
Dale a Leví tus urim
y tus tumim al hombre de tu agrado,
a quien probaste en Masá,
con quien te querellaste
en las aguas de Meribá,
el que dijo de su padre y de su madre:
«No los he visto.»
El que no reconoce a sus hermanos
y a sus hijos desconoce.
Pues guardan tu palabra,
y tu alianza observan.
Ellos enseñan tus normas a Jacob
y tu Ley a Israel;
ofrecen incienso en tu presencia,
y perfecto sacrificio en tu altar.
Bendice, Yahvé, su vigor,
y acepta la obra de sus manos.
Rompe los lomos a sus adversarios
y a sus enemigos, que no se levanten.
Para Benjamín dijo:
Querido de Yahvé,
en seguro reposa junto a Él,
todos los días le protege,
y entre sus hombros mora.
Para José dijo:
Su tierra es bendita de Yahvé;
para él lo mejor de los cielos, el rocío,
y del abismo que reposa abajo;
lo mejor de los frutos del sol,
de lo que brota a cada luna,
las primicias de los montes antiguos,
lo mejor de los collados eternos,
lo mejor de la tierra y cuanto contiene,
y el favor del que mora en la Zarza:
¡caiga sobre la cabeza de José,
sobre la frente del elegido
entre sus hermanos!
Primogénito del toro, a él la gloria,
cuernos de búfalo sus cuernos;
con ellos acornea a los pueblos,
a todos juntos,
hasta los confines de la tierra.
Tales son las miríadas de Efraín,
tales los millares de Manasés.
Para Zabulón dijo:
Regocíjate, Zabulón, en tus empresas,
y tú, Isacar, en tus tiendas.
Convocarán a pueblos a la montaña,
ofrecerán sacrificios de justicia,
pues gustarán
la abundancia de los mares,
y los tesoros ocultos en la arena.
Para Gad dijo:
¡Bendito el que ensanche a Gad!
Echado está como leona;
desgarra un brazo, y hasta una cabeza;
se ha quedado con las primicias,
pues allí la porción de jefe
le estaba reservada,
y ha venido a la cabeza del pueblo:
ha cumplido la justicia de Yahvé,
y sus juicios con Israel.
Para Dan dijo:
Dan es un cachorro de león,
que se lanza desde Basán.
Para Neftalí dijo:
Neftalí, saciado de favor,
colmado de la bendición de Yahvé,
Oeste y Mediodía son su posesión.
Para Aser dijo:
¡Bendito Aser entre los hijos!
Sea el favorito entre sus hermanos,
y bañe su pie en aceite.
Sea tu cerrojo de hierro y de bronce,
y tu fuerza dure como tus días.
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