Eclesiastés 12, 5-7

dará recelo la altura,
y habrá sustos en el camino.
Cuando florezca el almendro,
camine pesada la langosta,
y pierde su sabor la alcaparra;
y es que el hombre va a su eterna morada,
y ya circulan por la calle los del duelo.
Antes de que se rompa la hebra de plata,
y se quiebre la copa de oro,
y se haga añicos el cántaro en la fuente,
y se deslice la polea en el pozo,
y vuelva el polvo a la tierra, a lo que fue,
y el espíritu vuelva a Dios, que lo dio.
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