Eclesiastés 2, 4-10

Emprendí mis grandes obras; construí palacios, planté viñas; me hice huertos y jardines, y los planté de toda clase de árboles frutales. Me construí albercas para que el agua regase la fértil fronda. Tuve siervos y esclavas: poseí servidumbre, así como ganados, vacas y ovejas, en mayor cantidad que ninguno de mis predecesores en Jerusalén. Atesoré también plata y oro, tributos de reyes y de provincias. Me procuré cantores y cantoras, toda clase de lujos humanos, coperos y reposteros. Me hice grande y superé a todos mis predecesores en Jerusalén, asistido por mi sabiduría. Nada negué a mis ojos de cuanto me pedían, ni rehusé a mi corazón ninguna alegría, pues me solazaba en medio de todas mis fatigas, y esto me compensaba de todas mis fatigas.
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