Eclesiástico 38, 28

También el herrero sentado junto al yunque,
atento a los trabajos del hierro;
el vapor del fuego le requema la carne,
y en el calor de la fragua se fatiga,
el ruido del martillo le ensordece,
y sus ojos están fijos en el modelo del objeto;
se esfuerza por concluir su obra,
y pasa sus noches puliendo todos los detalles.
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