Ezequiel  11, 1-21


Continuación de los pecados de Jerusalén.
El espíritu me elevó y me condujo al pórtico oriental del templo de Yahvé, el que mira a oriente. Y he aquí que a la entrada del pórtico había veinticinco hombres, entre los cuales vi a Jazanías, hijo de Azur, y a Pelatías, hijo de Benaías, jefes del pueblo. Él me dijo: «Hijo de hombre, éstos son los hombres que maquinan el mal, que dan malos consejos en esta ciudad. Dicen: “¡No es para pronto el construir casas! Ella es la olla y nosotros somos la carne.” Por eso, profetiza contra ellos, profetiza, hijo de hombre.» El espíritu de Yahvé irrumpió en mí y me dijo: «Di: Así dice Yahvé: Eso es lo que habéis dicho, casa de Israel, conozco bien vuestra insolencia. Habéis multiplicado vuestras víctimas en esta ciudad; habéis llenado de víctimas sus calles. Por eso, así dice el Señor Yahvé: Las víctimas que habéis tirado en medio de ella son la carne, y ella es la olla; pero yo os haré salir de ella. Teméis la espada, pues yo traeré espada contra vosotros, oráculo del Señor Yahvé. Os sacaré de la ciudad, os entregaré en mano de extranjeros, y haré justicia de vosotros. A espada caeréis; en el término de Israel os juzgaré yo, y sabréis que yo soy Yahvé. Esta ciudad no será olla para vosotros, ni vosotros seréis carne en medio de ella; dentro del término de Israel os juzgaré yo. Y sabréis que yo soy Yahvé, cuyos preceptos no habéis seguido y cuyas normas no habéis guardado —por el contrario habéis obrado según las normas de las naciones que os circundan—.»
En esto, mientras yo estaba profetizando, Pelatías, hijo de Benaías, murió. Yo caí rostro en tierra y grité con voz fuerte: «¡Ah, Señor Yahvé!, ¿vas a aniquilar al resto de Israel?»

La nueva alianza prometida a los desterrados.
Entonces se dirigió a mí la palabra de Yahvé en estos términos: «Hijo de hombre; de cada uno de tus hermanos, de tus parientes y de toda la casa de Israel, dicen los habitantes de Jerusalén: Seguid lejos de Yahvé; a nosotros se nos ha dado esta tierra en posesión. Por eso, di: Así dice el Señor Yahvé: Sí, yo los he alejado entre las naciones, y los he dispersado por los países, pero yo he sido un santuario para ellos, por poco tiempo, en los países adonde han ido. Por eso, di: Así dice el Señor Yahvé: Yo os recogeré de en medio de los pueblos, os congregaré de los países en los que habéis sido dispersados, y os daré la tierra de Israel. Vendrán y quitarán de ella todos sus ídolos y abominaciones; yo les daré un solo corazón y pondré en ellos un espíritu nuevo: quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne, para que caminen según mis preceptos, observen mis normas y las pongan en práctica, y así sean mi pueblo y yo sea su Dios. En cuanto a aquellos cuyo corazón va en pos de sus ídolos y abominaciones, yo haré recaer su conducta sobre su cabeza, oráculo del Señor Yahvé.»
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