Ezequiel  14, 2-20

Entonces la palabra de Yahvé se dirigió a mí en estos términos: «Hijo de hombre, estos hombres han erigido sus basuras en su corazón, han puesto delante de su rostro la ocasión de sus culpas, ¿y voy a dejarme consultar por ellos? Habla, pues, y diles: Así dice el Señor Yahvé: A todo aquél de la casa de Israel que erija sus basuras en su corazón o que ponga delante de su rostro la ocasión de sus culpas, y luego se presente al profeta, yo mismo, Yahvé, le responderé, a causa de la multitud de sus basuras, a fin de prender a la casa de Israel en su corazón, a aquellos que se han alejado de mí a causa de todas sus basuras.
«Por eso, di a la casa de Israel: Así dice el Señor Yahvé: Convertíos, apartaos de vuestras basuras, de todas vuestras abominaciones apartad vuestro rostro, porque a todo hombre de la casa de Israel, o de los forasteros residentes en Israel, que se aleje de mí para erigir sus basuras en su corazón, que ponga delante de su rostro la ocasión de sus culpas, y se presente al profeta para consultarme, yo mismo, Yahvé, le responderé. Volveré mi rostro contra ese hombre, haré de él ejemplo y proverbio, lo extirparé de en medio de mi pueblo, y sabréis que yo soy Yahvé. Y si el profeta se deja seducir y pronuncia una palabra, es que yo, Yahvé, he seducido a ese profeta; extenderé mi mano contra él y lo exterminaré de en medio de mi pueblo Israel. Cargarán con el peso de sus culpas ambos: la culpa del profeta será como la del que le consulte. Así, la casa de Israel no se desviará más lejos de mí ni seguirá manchándose con todas sus culpas. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, oráculo del Señor Yahvé.»

Responsabilidad personal.
La palabra de Yahvé se dirigió a mí en estos términos: «Hijo de hombre, si un país peca contra mí cometiendo infidelidad, y yo extiendo mi mano contra él, destruyo su provisión de pan y envío contra él el hambre para extirpar de allí hombres y bestias, y en ese país se hallan estos tres hombres, Noé, Danel y Job, ellos salvarán su vida por su justicia, oráculo del Señor Yahvé.
«Si yo suelto las bestias feroces contra ese país para privarle de sus hijos y convertirlo en una desolación por donde nadie pase a causa de las bestias, y en ese país se hallan esos tres hombres: por mi vida, oráculo del Señor Yahvé, que ni hijos ni hijas podrán salvar; sólo se salvarán a sí mismos, pero el país quedará convertido en desolación. O bien, si yo hago venir contra ese país la espada, si digo: “Pase la espada por este país”, y extirpo de él hombres y bestias, y esos tres hombres se hallan en ese país: por mi vida, oráculo del Señor Yahvé, que no podrán salvar ni hijos ni hijas; ellos solos se salvarán. O si envío la peste sobre ese país y derramo en sangre mi furor contra ellos, extirpando de él hombres y bestias, y en ese país se hallan Noé, Danel y Job: por mi vida, oráculo del Señor Yahvé, que ni hijos ni hijas podrán salvar; sólo se salvarán a sí mismos por su justicia.
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