Ezequiel  15, 1-8


Parábola de la vid.
La palabra de Yahvé se dirigió a mí en estos términos:
«Hijo de hombre,
¿en qué vale más el leño de la vid
que el leño de cualquier rama
que haya entre los árboles del bosque?
¿Se toma de él madera
para hacer alguna cosa?
¿Se hace con él un gancho
para colgar algún objeto?
No, se tira al fuego para que lo devore:
el fuego devora los dos cabos;
el centro está quemado,
¿sirve aún para hacer algo?
Si ya, cuando estaba intacto,
no se podía hacer nada con él,
¡cuánto menos, cuando lo ha devorado el fuego y lo ha quemado,
se podrá hacer con él alguna cosa!
Por eso, así dice el Señor Yahvé:
Lo mismo que el leño de la vid,
entre los árboles del bosque,
al cual he arrojado al fuego
para que lo devore,
así he entregado
a los habitantes de Jerusalén.
He vuelto mi rostro contra ellos.
Han escapado al fuego,
pero el fuego los devorará.
Y sabréis que yo soy Yahvé,
cuando vuelva mi rostro contra ellos.
Convertiré esta tierra en desolación,
porque han cometido infidelidad,
oráculo del Señor Yahvé.»
Ver contexto