Ezequiel  19, 10-11

Tu madre se parecía a una vid
plantada a orillas de las aguas.
Era fecunda, exuberante,
por la abundancia de agua.
Tenía ramas fuertes
para ser cetros reales;
su talla se elevó
hasta dentro de las nubes.
Era imponente por su altura,
por su abundancia de ramaje.
Ver contexto