Ezequiel  24, 15-24


Sufrimientos del profeta.
La palabra de Yahvé se dirigió a mí en estos términos: «Hijo de hombre, mira, voy a quitarte de golpe el encanto de tus ojos. Pero tú no te lamentarás, no llorarás, no te saldrá una lágrima. Suspira en silencio, no hagas duelo de muertos; ciñe el turbante a tu cabeza, ponte tus sandalias en los pies, no te cubras la barba, no comas pan ordinario.» Yo hablé al pueblo por la mañana, y por la tarde murió mi mujer; y al día siguiente por la mañana hice como se me había ordenado. El pueblo me dijo: «¿No nos explicarás qué significado tiene para nosotros lo que estás haciendo?» Yo les dije: «La palabra de Yahvé me ha sido dirigida en estos términos: Di a la casa de Israel: Así dice el Señor Yahvé: He decidido profanar mi santuario, orgullo de vuestra fuerza, encanto de vuestros ojos, pasión de vuestras almas. Vuestros hijos y vuestras hijas que habéis abandonado, caerán a espada. Y vosotros haréis como yo he hecho: no os cubriréis la barba, no comeréis pan ordinario, seguiréis llevando vuestros adornos en la cabeza y vuestras sandalias en los pies, no os lamentaréis ni lloraréis. Os consumiréis a causa de vuestras culpas y gemiréis los unos con los otros. Ezequiel será para vosotros un símbolo; haréis todo lo que él ha hecho. Y cuando esto suceda, sabréis que yo soy el Señor Yahvé.
Ver contexto