Ezequiel  31, 12-16

Extranjeros, los más bárbaros entre las naciones, lo han talado y lo han abandonado. En los montes y por todos los valles yace su ramaje; sus ramas están destrozadas por todos los barrancos del país; toda la población del país se ha retirado de su sombra y lo ha abandonado.
Sobre sus despojos se han posado
todos los pájaros del cielo,
a sus ramas han venido
todas las bestias del campo.
«Ha sido para que ningún árbol plantado junto a las aguas se engría de su talla, ni levante su copa por entre las nubes, y para que ningún árbol bien regado se estire hacia ellas con su altura.
¡Porque todos ellos
están destinados a la muerte,
a los infiernos,
como el común de los hombres,
como los que bajan a la fosa!
«Así dice el Señor Yahvé: El día que bajó al Seol, en señal de duelo yo cerré sobre él el abismo, detuve sus ríos, y las aguas abundantes cesaron; por causa de él llené de sombra el Líbano, y todos los árboles del campo se amustiaron por él. Hice temblar a las naciones por el estrépito de su caída, cuando lo precipité en el Seol, con los que bajan a la fosa. En los infiernos se consolaron todos los árboles de Edén, lo más selecto y más bello del Líbano, regados todos por las aguas.
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