Genesis 31, 23-29

Entonces tomó a sus parientes consigo y, tras siete jornadas de persecución, le dio alcance en la montaña de Galaad. Pero aquella noche vino Dios en sueños a Labán el arameo y le dijo: «Guárdate de hablar nada con Jacob, ni bueno ni malo.» Alcanzó, pues, Labán a Jacob. Éste había instalado su tienda en la montaña y Labán instaló la suya con sus parientes en la misma montaña de Galaad.
Dijo Labán a Jacob: «¿Qué has hecho? Has actuado a hurtadillas de mí y te has llevado a mis hijas como si fueran cautivas de guerra. ¿Por qué te has fugado con disimulo y a hurtadillas de mí, en vez de advertírmelo? Yo te habría despedido con alegría y con cantares, con adufes y arpas. Ni siquiera me has permitido besar a mis hijos e hijas. O sea, que has obrado como un necio. Hay poder en mi mano para hacerte mal; pero el Dios de tu padre me dijo ayer noche: “Guárdate de hablar a Jacob absolutamente nada, ni bueno ni malo.”
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