Genesis 32, 14-22

Y Jacob pasó allí aquella noche.
Tomó de lo que tenía a mano un regalo para su hermano Esaú, consistente en doscientas cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros, treinta camellas criando, junto con sus crías, cuarenta vacas y diez toros, veinte asnas y diez garañones, y, repartiéndolo en manadas independientes, los confió a sus siervos y les dijo: «Pasad delante de mí, dejando espacio entre manada y manada.» Y al primero le encargó: «Cuando te salga al paso mi hermano Esaú y te pregunte “de quién eres y adónde vas, y para quién es eso que va delante de ti”, dices: “De tu siervo Jacob; es un regalo enviado para mi señor Esaú. Precisamente, él mismo viene detrás de nosotros.”» El mismo encargo hizo también al segundo, como asimismo al tercero y a todos los que iban tras las manadas diciendo: «En estos términos hablaréis a Esaú cuando le encontréis, añadiendo: “Precisamente, tu siervo Jacob viene detrás de nosotros.”» Pues se decía: «Voy a ganármelo con el regalo que me precede, tras de lo cual me entrevistaré con él; tal vez me ponga buena cara.» Así, pues, mandó el regalo por delante, y él pasó aquella noche en el campamento.
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