Genesis 44, 18-34


Interviene Judá.
Entonces se le acercó Judá y le dijo: «Con permiso, señor, tu siervo va a pronunciar una palabra a mi señor, y que no se encienda tu ira contra tu siervo, pues tú eres como el mismo faraón. Mi señor preguntó a sus siervos: “¿Tenéis padre o algún hermano?” Y nosotros dijimos a mi señor: “Sí, tenemos padre anciano, y un hijo pequeño de su ancianidad. Otro hermano de éste murió; sólo le ha quedado éste de su madre, y su padre le quiere.” Entonces tú dijiste a tus siervos: “Bajádmelo, que ponga mis ojos sobre él.” Y dijimos a mi señor: “Imposible que el muchacho deje a su padre, pues si le dejara, éste moriría.” Pero dijiste a tus siervos: “Pues si no baja vuestro hermano menor con vosotros, no volveréis a verme la cara.” Así pues, cuando subimos nosotros donde mi padre, tu siervo, le expusimos las palabras de mi señor. Nuestro padre dijo: “Volved y compradnos algo de comer.” Dijimos: “No podemos bajar, a menos que nuestro hermano pequeño vaya con nosotros. En ese caso sí bajaríamos. Porque no podemos presentarnos a aquel hombre si no está con nosotros nuestro hermano el pequeño.” Mi padre, tu siervo, nos dijo: “Bien sabéis que mi mujer me dio a los dos: el uno se me marchó, y dije que seguramente habría sido despedazado, y no lo he vuelto a ver más hasta ahora. Y ahora os lleváis también a éste de mi presencia; si le ocurre alguna desgracia, haréis bajar mi ancianidad al Seol con amargura.” Ahora, pues, cuando yo llegue a donde mi padre, tu siervo, y el muchacho no esté con nosotros, teniendo como tiene el alma tan apegada a la suya, en cuanto vea que falta el muchacho morirá, y tus siervos habrán hecho bajar la ancianidad de nuestro padre, tu siervo, con tristeza al Seol. La verdad es que tu siervo ha traído al muchacho de junto a su padre bajo palabra de que: “Si no te lo traigo, quedaré en falta para con mi padre a perpetuidad.” Ahora, pues, que se quede tu siervo en vez del muchacho como esclavo de mi señor, y suba el muchacho con sus hermanos. Porque ¿cómo subo yo ahora a mi padre sin el muchacho conmigo? ¡No quiero ni ver la aflicción en que caerá mi padre!»
Ver contexto