Genesis 49, 8-12

A ti, Judá, te alaben tus hermanos;
tu mano en la cerviz de tus enemigos:
¡inclínense ante ti los hijos de tu padre!
Cachorro de león, Judá;
de la caza, hijo mío, vuelves;
se agacha, se echa cual león
o cual leona, ¿quién le va a desafiar?
No se irá cetro de mano de Judá,
bastón de mando de entre sus piernas,
hasta que venga el que le pertenece,
y al que harán homenaje los pueblos.
El que ata a la vid su borrico
y a la cepa el pollino de su asna;
el que lava en vino su túnica
y en sangre de uvas su sayo;
el de ojos rubicundos por el vino,
y blanquean sus dientes más que leche.
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