Habacuc  1, 12-13


Segunda queja del profeta: Las vejaciones del opresor.
¿No eres tú desde antiguo, Yahvé,
mi Dios, mi santo? ¡Tú no mueres!
¡Para juzgar lo pusiste, Yahvé,
oh Roca, fiscal lo nombraste!
Tus ojos puros no pueden ver el mal,
eres incapaz de contemplar la opresión.
¿Por qué ves a los traidores
y callas cuando traga el impío
al que es más justo que él?
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