Habacuc  1, 12-17


Segunda queja del profeta: Las vejaciones del opresor.
¿No eres tú desde antiguo, Yahvé,
mi Dios, mi santo? ¡Tú no mueres!
¡Para juzgar lo pusiste, Yahvé,
oh Roca, fiscal lo nombraste!
Tus ojos puros no pueden ver el mal,
eres incapaz de contemplar la opresión.
¿Por qué ves a los traidores
y callas cuando traga el impío
al que es más justo que él?
Tratas a los hombres como a peces del mar,
como a reptiles que no tienen amo.
A todos los pesca con anzuelo,
los apresa en su red,
los recoge en su copo.
Por eso se alegra y regocija,
por eso sacrifica a su red
y ofrece incienso a su copo,
pues por ellos abunda su presa,
su comida es suculenta.
Por eso vacía su red sin cesar,
matando naciones sin piedad.
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