Habacuc  2, 5


II. Maldiciones contra el opresor
Preludio.
¡Ciertamente es traidora la riqueza!
¡Es hombre fatuo y nada conseguirá
el que abre sus fauces como el Seol;
como la muerte, él nunca se sacia,
reúne para sí a las naciones,
acapara para sí los pueblos todos!
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