Hechos 22, 25-29

Cuando le tenían estirado con las correas, dijo Pablo al centurión que estaba allí: «¿Os está permitido azotar a un ciudadano romano sin haberle juzgado?» Al oír esto el centurión fue donde el tribuno y le dijo: «¿Qué vas a hacer? Este hombre es ciudadano romano.» Acudió el tribuno y le preguntó: «Dime, ¿eres ciudadano romano?» —«Sí», respondió. —«Yo, dijo el tribuno, conseguí esta ciudadanía por una fuerte suma.» —«Pues yo, contestó Pablo, la tengo por nacimiento.» Al momento se retiraron los que iban a darle tormento. El tribuno temió al darse cuenta que le había encadenado siendo ciudadano romano.
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