Hechos 7, 49-55

El cielo es mi trono
y la tierra el escabel de mis pies.
Dice el Señor: ¿Qué casa me vais a construir?
O ¿cuál será el lugar de mi descanso?
¿Es que no ha hecho mi mano todas estas cosas? «¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! ¡Vosotros siempre ofrecéis resistencia al Espíritu Santo! ¡Como vuestros padres, así vosotros! ¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres? Ellos mataron a los que habían anunciado de antemano la venida del Justo, de aquel a quien vosotros ahora habéis traicionado y asesinado; vosotros que recibisteis la Ley por mediación de ángeles y no la habéis guardado.» Mientras oían estas cosas, sus corazones se consumían de rabia y rechinaban sus dientes contra él.
Lapidación de Esteban.
Saulo perseguidor.
Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios;
Ver contexto